Un día, mientras Leilani estaba pescando, de repente se produjo una tormenta que destruyó su barco y dejó a Leilani varada en una isla desconocida. Leilani rezó a sus antepasados para que la guiaran.
A la mañana siguiente, un aumakua apareció ante ella en forma de tiburón y le dijo que la llevaría a un lugar seguro y que la protegería en su viaje.
Flotando en una tabla, Leilani remó y lo sigió hasta que avistó tierra. Para su sorpresa, esta no era su isla, sino una tierra muy diferente a la que conocía. Una tierra llena de gente nueva, lugares y posibilidades.
Inicialmente asustada, Leilani se da cuenta de que su aumakua fue quien la había guiado hasta aquí por una razón y decide aprovechar esta oportunidad al máximo y explorar esta nueva y emocionante tierra.